Dejarán la “dulce Bucovina” para ir a otra región legendaria de Rumanía, el Maramures que salvaguarda todavía la autenticidad de los tiempos pasados. Atravesarán los Cárpatos por el magnífico itinerario del puerto de Prislop. Aquí los campos son siempre cultivados mediante la fuerza de los animales, bueyes o caballos.
En este cuadro mágico se nota el espíritu de los Marmures: casas antiguas, molinos, batanes, lavanderías, alambiques... La hilandería, el tejido con lana, el bordado, así como los trabajos de madera ocupan las largas tardes de invierno.
De un pueblo a otro y en particular en el Valle del Iza se descubren unas fantásticas "catedrales de madera" con campanarios ripios, granjas antiguas, casas bonitas pintadas de azul y sobre todo, el calor de la gente de pueblo.
El Valle del Iza es uno de los pocos, donde hombres y mujeres visten cada domingo sus trajes tradicionales.