La ciudad de Constanta en el Mar Negro es la segunda ciudad del país después la de Bucarest y sobre todo el principal destino turístico de Rumania.
El Emperador romano Constantino I le dio el nombre a la ciudad, sustituyendo así su nombre antiguo griego - Tomis. La corta dominación del Imperio Romano sobre la ciudad supuso un fuerte desarrollo de la misma, Tomis se convirtió así en uno de los puertos más importantes a principios de nuestra era. Pero el personaje que marca la identidad de la ciudad es Ovidio, el conocido poeta romano murió exiliado en Constanta en el año 17.
A partir del s. IV siglo a. de C., la ciudad es objetivo de muchos ataques e invasiones que obligan a los romanos a abandonarla a favor de los búlgaros en el s. VIII. Hasta el s. XIV, Constanta pasa a ser sucesivamente búlgara, romana (El Imperio Bizantino), tártara, génovésa y valaquia. Estos últimos obtienen finalmente la anexión de la ciudad y de Dobrogea a Valaquia en 1389, antes de ser ocupada por los otomanos en 1422. Esta ocupación dura hasta 1878, año de la independencia rumana.
A pesar de estos acontecimientos sucesivos y los regímenes dictatoriales que se vivieron en Rumania, Constanta siguió siendo una ciudad dinámica, sobre todo gracias a sus actividades portuarias y turísticas.