La Plaza de la Revolución (Piața Revoluției) se encuentra en Calea Victoriei al norte de Lipscani. En esta plaza se encuentran varios monumentos, entre los cuales son: el Museo Nacional de Arte, el Ateneo Rumano, la Estatua Ecuestre de Carol I y la Biblioteca Central Universitaria de Bucarest.
Hasta 1989 esta plaza llevaba el nombre de la Plaza de Gheorghe Gheorghiu Dej (Presidente de la República popular rumana desde 1961 hasta 1965). En diciembre de 1989, a raíz de las protestas en la ciudad de Timisoara, Ceausescu, entonces en viaje a Irán, fue obligado a volver a Rumanía el 20 de diciembre para tratar de apaciguar la situación. Al día siguiente da un discurso desde el balcón del Comité Central (que da sobre la actual Plaza de la Revolución). Durante, su discurso la muchedumbre comienza a gritar lemas revolucionarios, Nicolae Ceausescu parece incrédulo mientras que su mujer llama a la calma.
El presidente y su esposa se ven obligados finalmente huir en helicóptero. Es al norte de Bucarest donde están atrapados, juzgados (mediante un juicio público y televisado de 45 minutos) y fusilados públicamente. A pesar de la muerte del dictador, los combates siguieron en la plaza de la revolución, donde más de 600 personas encontraron su muerte y eso sólo en la ciudad de Bucarest.
Todavía existen muchas dudas, relacionadas con los acontecimientos de diciembre de 1989. Con la muerte únicamente del dirigente comunista se resolvieron muchos intereses de los antiguos miembros del Securitate (la policía secreta) cuyos miembros habrían podido permanecer en el Gobierno después de la revolución. Del mismo modo, varias fuentes mencionan órdenes que venían desde la Unión Soviética, potencia a la cual Ceausescu había dado la espalda algunos años antes.
En homenaje a las personas que lucharon por la libertad, se construyó un monumento en la plaza en 2005. El Memorial del Renacimiento se encuentra en frente del famoso balcón, sobre él se pueden leer los nombres de los distintos revolucionarios muertos por la democracia.
Este monumento, debido a su coste de 5.6 millones de lei, creó numerosas polémicas y tuvo una aceptación ciudadana muy negativa. Del mismo modo, las últimas protestas que tenían lugar en Bucarest nunca se han desarrollado en esta plaza.