Este puente fue el tercer puente construido de acero fundido construido en Rumania y el último utilizado.
Esta construcción, a pesar de su interés arquitectural, es uno de los lugares de interés destacados de la ciudad a causa de las leyendas. La más conocida de ellas es que el puente tenía reacciones extrañas cuando alguien que había mentido lo cruza, poniéndose a temblar, dando la impresión de aplastarse para hacer finalmente caer al suelo al mentiroso. Otra leyenda afirma que este puente fue un lugar de encuentro entre los militares y las señoritas de Sibiu; para llegar a sus objetivos hacia ellas, los soldados les juraban amor y fidelidad, cuando finalmente nunca volvían a la ciudad. Otras leyendas dicen que el nombre del puente está vinculado con el comportamiento poco escrupuloso de algunos comerciantes que mentían a sus clientes para obtener el mejor precio de su mercancía.